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En las profundidades abisales del océano, donde la luz del sol se filtra y baila en hipnóticos patrones turquesa, yacían los restos del Serpiente Marina, un galeón que se había hundido hacía más de un siglo. Era un esqueleto de madera cubierto de corales y anémonas, hogar de peces de colores y misterios sin resolver. Una joven sirena llamada Coral, cuya cola brillaba con escamas iridiscentes que cambiaban de color con cada movimiento, estaba completamente fascinada por las historias y leyendas que rodeaban al barco. Los ancianos contaban que en su interior, protegido por la magia del mar, se encontraba la Perla de las Mareas, una gema mítica que tenía el poder de calmar la más violenta de las tormentas y susurrar los secretos del océano.

Cuando una tempestad colosal, oscura y furiosa, comenzó a formarse en la superficie, amenazando con destruir su delicada ciudad de coral, Coral supo que las leyendas debían ser ciertas. La supervivencia de su pueblo dependía de ello. Acompañada por su mejor amigo, un pulpo tímido pero increíblemente inteligente llamado Tintas, que podía camuflarse y resolver cualquier acertijo, se aventuró hacia el espeluznante y silencioso barco. Con el corazón latiéndole con una mezcla de miedo y emoción, nadaron a través de pasillos cubiertos de algas que se mecían como fantasmas y pasaron sigilosamente junto a tiburones somnolientos que dormitaban en los camarotes. Su misión era clara: navegar por los peligros del naufragio, encontrar la cámara del capitán y recuperar la legendaria perla antes de que la tormenta desatara su furia sobre su hogar.

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