cuentaIA

Luna, una niña con albinismo, tenía la piel blanca como la leche y el pelo como hebras de plata. Su piel era muy sensible al sol, por lo que el día era para ella un momento de refugio y sombra. Pero la noche... la noche era su reino. Amaba la playa bajo la luz de la luna llena, cuando la arena parecía nieve plateada y las olas brillaban con un fuego frío. Una de esas noches, mientras caminaba por la orilla, encontró una caracola que no se parecía a ninguna otra. Era lisa y de un color nácar profundo. Cuando se la acercó al oído, esperando escuchar el sonido del mar, se sorprendió. En lugar de sonar, la caracola emitió una luz suave y pulsante, una melodía visual. Era una canción de luz. Luna descubrió que esa luz silenciosa tenía un efecto mágico: calmaba a las criaturas nocturnas del mar. Los cangrejos fantasma dejaban de corretear y se quedaban quietos, y los peces saltaban del agua en arcos luminosos, como si danzaran para ella. La caracola se convirtió en su tesoro, y sus noches en la playa, en conciertos privados de luz y magia.

Herramientas

Modifica y mejora tu historia.

cuentaIA

Generar Imagen

Escuchar Historia

Adaptar Contenido

Exportar